La poesía es y opera con la lógica de la imagen. Escribir con imágenes equivale a provocar cruces, encuentros, enfrentamientos y estallidos entre las palabras, engendrando así desbordamientos y multiplicaciones de sentido. Poesía llena de misterio que arranca y desbarata el discurso para abrir múltiples desvíos y derivas.