Masticar el agua encierra una imposibilidad. Se trata de un acto instintivo, acaso violento, innecesario. Hay algo de ternura en esa insistencia por triturar el líquido, por asegurarlo entre los dientes.
Este sitio web utiliza cookies, tanto propias como de terceros, para mejorar su experiencia de navegación. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Más información